18.5.04

KAFKIANAS

Cuando entró a trabajar en el Ministerio, mi amigo Sergio hizo algo que a otro no se le ocurriría: Lo exploró. Salió de la oficina que le habían asignado y caminó todos los pasillos, escaleras, cocinas, subsuelos, piso por piso, oficina por oficina. A cada lugar que llegaba entraba y le preguntaba a los que estaban allí a que área pertenecían, de quien dependían, de dónde venían, cuál era su tarea, y cosas así. De ese modo, se hizo de amigos y conoció lugares realmente extraños y maravillosos.

En esa experiencia descubrió que en el último piso por MarceloT había una oficina donde un señor había quedado abandonado tras una de las enésimas reestructuraciones burocráticas. Lo habían dejado solo y su alma, con su fotocopiadora... Al margen aun de los relatos del señor K. Cuando Sergio no aguantaba la cháchara de nuestra oficina, iba allí a tomarse unos mates con él, y también lograba sacar fotocopias cuando no había máquina en nuestra dirección. Ese hombre estaría en soledad allí cobrando su sueldo cada mes, sin tarea, jefes ni compañeros. Y seguramente su oficina se cerraría o reciclaría cuando se jubilara.

Yo traté de hacer lo mismo que Sergio, y subí a un altillo frente a la plaza al que se llegaba por una escalerita, para preguntarle a los que estaban en una oficina muy rara que había visto ahí y que parecía estar en un ático, a que dedicaban... Casi me fajan. Me salvé porque puse la mejor cara de estúpido que pude conseguir.

Después, entendí que cosa era el menemismo...

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