15.5.03

ACERCA DE LOS COSTOS DE LA POLITICA...

Hace días fui a visitar a mi amigo Gustavo, concejal amigo. Estaba en su oficina trabajando en soledad. Apenas se puede mover porque tiene una necrosis en los huesos de la cadera. Le pregunté por qué no estaba en el bloque, y me explicó que en el edificio que la Municipalidad les da, excepto máquina de escribir y secretaria de 7 a 13, no tiene las mínimas comodidades para trabajar. Por eso, con una parte de su sueldo, él mantiene una oficina en la que tiene PC, teléfono, Internet, calefacción y papelería, todas pagadas por él. Y estaba sólo porque no puede trabajar con toda la gente que cae por el bloque a charlar, discutir, gritar, o pedirle cosas.

Dentro de poco, se va a operar. Por suerte tiene obra social, pero no está prevista la licencia por enfermedad en su cargo, y tendrá que seguir trabajando en la convalecencia, porque sino no cobraría su sueldo, y tiene mujer -una sola- y 3 hijos.

Sabe que cuando termine su mandato, las cosas se van a poner difíciles, porque le será casi imposible ser reelegido ya que su partido se desarmó a nivel local, mientras la sede central está sin luz ni teléfono en la sede central y los pocos que tienen cargos, aportan para que la estructura no se caiga del todo. No tiene otra profesión que ésta, en la que está trabajando desde la dictadura, y en la que, desde su inicio en el PI -se acuerdan?- fue recorriendo los espacios en los que su convicción política lo llevó, mientras le daba a otros los mejores 20 años de su vida.

Ahí si las cosas van a ser peliagudas. Para entonces será un hombre gastado, peleado con los máximos poderes de la ciudad, quizás, casi un paria. No le esperan fastuosas consultorías para empresas privadas o un estudio de abogado al que parecen volver todos quienes trabajan en política...

Qué le quedará? Seguramente la conciencia de saber que siempre hizo lo correcto. La seguridad de dejar en sus hijos un buen ejemplo. El compromiso con los compañeros desaparecidos y todos los que quedaron en el camino.

Estos, son los verdaderos costos de la política.